La aparición de roedores en cualquier espacio donde el hombre desarrolla su actividad constituye una grave amenaza sanitaria y material. Los hábitos de roer alimentos, estructuras y materiales, además de su condición de portadores de gérmenes que pueden producir enfermedades importantes, hacen imprescindible la erradicación de la presencia de estos vertebrados. Por otro lado, la imagen de cualquier establecimiento puede verse seriamente dañada por la presencia de esta plaga.

Ante todo es fundamental conocer la biología de estos vertebrados, poder identificar su presencia y decidir cuáles son los métodos más eficientes para controlarlos. Una vez más la experiencia de nuestros técnicos se convierte en garantía de éxito para el control de la presencia de roedores,  tanto para reconocer los signos que evidencia la presencia de estos roedores (excrementos, huellas, senderos y madrigueras, mordeduras, pelo, …) como la manera de controlar su presencia.

Las especies más comunes en nuestras latitudes son el ratón común, la rata de alcantarilla y la rata negra.

El primer paso siempre consiste en impedir la entrada de estos animales al interior de los recintos mediante la creación de barreras y el cierre de los posibles puntos de entrada. 

El paso siguiente es tomar las medidas higiénicas en el interior que dificulte o expulse al roedor (eliminación de alimento, agua y refugio). Y el último paso sería el control físico (por ejemplo mediante trampas) o químico (por ejemplo mediante cebos) tanto preventivo como corrector una vez la plaga está dentro.